a ver si se ve....

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En la hermosa ciudad de Nápoles, en el año 1987, Giuseppe y Giacomo estaban en el casino; era ruidoso, mucha gente estaba apostando y el ambiente estaba lleno de humo de cigarrillo. Jugaron al póquer con otras dos personas. En la última jugada, habían apostado 500.000 liras cada uno, todos estaban demasiado confiados de ganar. Giuseppe mostró sus cartas y tenía una escalera real de diamante; Giacomo mostró las suyas y también tenía las mismas cartas y exclamó, ¡Te carteaste! Los otros dos jugadores también tenían esa excelente mano y Giuseppe dijo:
-Alguien se carteó.- Y los tres compañeros dijeron a la vez:
-¡Yo no!
- Esta magnifica mano me la dio San Gennaro.- Replicó Giacomo.
-Si claro, a mi me la dio San Paolo, a Luigi se la dio San Pedro y al ruso, San Petersburgo.- Dijo Giuseppe en forma irónica.
-Bueno cada uno se queda con sus 500.000 liras.- Dijo Luigi, Giuseppe y Giacomo tomaron su dinero y salieron del casino.

Esa misma noche, Giuseppe y Giacomo estaban planeando robarle a la familia más rica de Nápoles, los Goldini.
-Mañana a las seis de la tarde entraremos a la mansión de los Goldini y robaremos todo su dinero. Dijo Giuseppe.
-Pero a esa hora juega el Napoli contra la Fiore, si gana o empata salimos campeones.
-Y por eso, mientras todos estén viendo el partido realizaremos el robo del siglo.
-Bueno, pero yo me llevo una radio portátil para escuchar el parido. -Está bien.

Al día siguiente, los dos napolitanos, partieron a la casa de los Goldini en bicicleta y se estacionaron en la calle paralela a la entrada trasera de la mansión que iban a robar. Pero no habían traído candado para asegurar las bicicletas así que Giuseppe fue a donde estaba la puerta trasera y le pidió al policía que vigilaba que cuidara de sus bicicletas mientras hacían un pequeño trámite. Lo condujo a donde se hallaban y fue con Giacomo a la entrada de la casa ahora desprotegida, sin ningún policía. Abrieron la puerta con una ganzúa, caminaron por un pasillo y llegaron hasta una lujosa escalera de roble. La subieron, abrieron una puerta y encontraron un baño, abrieron otra donde se hallaba el dormitorio familiar. Buscaron en los cajones y en uno de ellos había una enorme cantidad de dinero que serían como unos quinientos millones de liras. Giuseppe lo puso en una bolsa marrón y cuando estaban por salir Giacomo Gritó:
-¡Goooooool!, ¡Gol del Napoli! El señor Goldini, que estaba en otra parte de la casa, también había festejado, pero se percató de la presencia de alguien más en la casa y exclamo:
-¡¿Quién anda ahí?! Y llamó a la policía. Los dos napolitanos corrieron hacia la puerta, salieron de la casa y se percataron que dos oficiales de policía los estaban persiguiendo. Tomaron la Via Toledo y cuando pasaron por un bar Giuseppe dijo:
-Lo empató la Florentina- Los policías miraron el televisor del bar y era cierto, el partido estaba 1 a 1, pero los ladrones se habían escapado.

Los dos fugitivos fueron a la casa de la madre de Giuseppe. Dejaron la bolsa de bajo de la cama y se fueron a un bar a ver el final del partido. El encuentro terminó 1 a 1, lo que significaba que el Napoli era campeón de Italia. Todo el pueblo napolitano salió a la calle a festejar su primer título. La madre de Giuseppe, había preparado unos papelitos para tirar por el balcón pero no los encontraba.
-¿Dónde estarán estos papelitos?, yo los había dejado en una bolsa marrón. Buscó de bajo de la cama y encontró la deseada bolsa. Fue al balcón y tiró todo su contenido.
Mientras tanto Giuseppe y Giacomo volvían muy contentos tanto por el robo como por el título. Pero cuando llegaron a la manzana de su casa, la sonrisa se les desdibujó del rostro. No podían creer lo que veían, todo el dinero que habían robado estaba cayendo desde el balcón de su casa, mientras el pueblo gritaba: ¡Es un milagro de San Gennaro, es un milagro de San Gennaro!