Genealogías

From Rodas Familia

Una genealogía es la elaboración detallada de un determinado grupo familiar que reune la lista de parientes vivos y difuntos. Aunque en muchas ocasiones es vista como un mero pasatiempo, las genealogías en cambio tienen una enorme importancia cultural, sociológica, antropológica e histórica, porque ella motiva la investigación, la valoración de las tradiciones y el encuentro con las raíces de un pueblo. Las genealogías en nuestros tiempos han permitido profundizar en fenómenos históricos como el Descubrimiento de América, las Cruzadas, la Diáspora judía, las Inmigraciones árabes en América , las génesis de las nuevas naciones hispanoamericanas, la Guerra Cívil española y otros acontecimientos que llaman la atención a los diferentes grupos familiares que se han desplazado de un país a otro. Si bien existen personas dedicadas a la investigación y elaboración genealógica de manera profesional y metódica, lo cierto es que cada vez más la práctica de la elaboración genealógica es practicada por aficionados a ello, en el deseo íntimo de descubrir las propias raíces. El trabajo de los aficionados, fenómenos más bien reciente - para muchos después de la II Guerra Mundial -, ha probado ser una magnífica ayuda para la extensión y conección de los árboles genealógicos. De allí nacen asociaciones, redes de investigación, aportes mutuos, que no hacen sino incrementar importantes documentos y conectar nombres que de otra manera pasarían desapercibidos. Las genealogías le dan identidad a un pueblo y hermanan los pueblos.

Las genealogías más antiguas

Las genealogías más antiguas las encontramos en la Biblia. Seguramente no eran las únicas, pues también se hayan trazas en documentos egipcios, pero las genealogías bíblicas son el más apreciado tesoro de la antiguedad en dicha materia. En ellas hay que tener en cuenta que el mensaje bíblico se impone a la intención de la genealogía y por lo mismo no se pueden considerar estrictamente científicas sin que ello signifique una ilegal falsificación. La intención de la genealogía bíblica es probar la identidad divina de un determinado personaje. Entre las más recientes genealogías bíblicas están aquellas de la Nueva Alianza, por ejemplo Mateo 1, 1-17 que tiene como fin la demostración de la importancia de Jesucristo dentro del plan de salvación divino para el pueblo elegido. La genealogía comienza con el texto "El libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham" (Mt. 1, 1) y en el mismo se resaltan dos gigantes de la literatura bíblica. Jesús es entonces en Abraham hijo de la Promesa y en David hijo del rey escogido. Las genealogías eran entonces muy queridas por los israelitas y existen por toda la Biblia, así como en innumerables documentos antiguos del Medio Oriente. Los personajes siempre se presentan como "Hijo de" (Ben o Bin que en árabe será Eben). El linaje es parte de la identidad del personaje y el personaje se hace heredero de la historia de sus ancestros. Dicha importancia que la antiguedad del Medio Oriente da al linaje, pasará con el judeo-cristianismo a Europa con la conversión del Imperio Romano. Sin embargo, se resaltará siempre en la nobleza o las castas altas de manera muy especial. Fenómenos similar se presentará en otros lugares de la tierra como en la América pre-hispánica. En el Lejano Oriente este fenómenos se verá atenuado por la filosofía religiosa de la re-encarnación en el hinduismo y en el budismo. Según dicho pensamiento, los ancestros somos nosotros mismos y por lo tanto no interesan mucho, aunque las religiones naturales asiáticas y muy especialmente en China combatirían en cierta manera dicha filosofía con el culto a los ancestros en ritos que aún subsisten.

Genealogías en España

Una de las culturas más ricas en Europa es España debido a su posición geográfica que toca el norte de Africa, que mira al Atlántico, que cierra el Mediterraneo. Ello ha sido favorable al encuentro con culturas, pueblos y gentes venidos de todas las latitudes: griegos, romanos, vikingos, germánicos, francos, árabes, judíos y hoy por hoy siguen llegando como si España nunca terminara de formarse. Ese factor generaría un espíritu aguerrido, creativo, capaz de transformar y capaz de trascender fronteras. Era pues España el país elegido para descubrir América, no porque fuera el mejor, sino porque era el único país europeo al borde de la Edad Media con menos miedo y mas ambiciones para cruzar los mares. Mientras los países germánicos se sentaban a filosofar, los países latinos a crear el renacimiento clásico con toda la belleza de una epopeya griega y los griegos a defenderse de los turcos, la España del Quijote prefirió escapar de Europa a abrir fronteras al ardor de su pueblo mestizo con el corazón de fuego de griegos, romanos, árabes, judíos y vikingos todos juntos y combatientes. Entonces las genealogías se conviertieron en una herramienta de defensa contra el olvido. Si todos los quijotes de entonces se fueron en búsqueda de dulcineas aztecas, mayas, quechua al otro lado del mar océano, las trazas de nombres y linajes serían la única manera de enlazarse con el tiempo.

Las geneaologías hispánicas son quizá las más activas, las más documentadas, las más celosas en competencia con las judías. En cada país hispano existen activos grupos de genealogistas esculcando archivos parroquiales, oficiales y álbunes olvidados en búsqueda de los ancestros que una vez salieron a rescatar a la Ciudad Santa, que defendieron con heroicidad a Malta, que dejaron España por tantas razones para perderse en las selvas casi míticas de América, que huyeron de guerras macabras o que, simplemente vinieron de países no hispánicos para unir pueblos distantes con los países de Cervantes.

Una virtud hispánica es que no se ha perdido ni se ha intentado perder y a nadie se le ha ocurrido que suceda (ni siquiera a los occurentes políticos sofistas) la presencia de los dos apellidos en el nombre personal (más los dos nombres). Y esperemos que se pierda, aún así se sientan las presiones de las culturas anglosajonas con su único apellido masculinista. Eso ayuda de manera inmensa a la elaboración genealógica hispana, porque permite la conección con un grupo más ámplio. Por ejemplo, un inglés tiene menos oportunidades que un hispano de saber el linaje materno... así de simple y de demostrable.

Importancia de las genealogías

Las geneaologías son importantes y hacen parte de la identidad de un pueblo. En un mundo moderno que se agita a una velocidad impresionante. En un mundo que vive más en las ciudades que en el campo con el peligro del anonimato y el olvido de las raíces, la genealogía le da un nombre a la persona. Se encuentran hoy jóvenes de ciudad, hijos de núcleos familiares pequeños (uno o dos hijos a lo más), que no conocen el nombre de sus bisabuelos y que no se interesan de ello, como jóvenes y niños sin historia. Las genealogías nos dan un lugar en nuestra sociedad, nuestro pueblo, nuestra historia y nos ponen en contacto con acontecimientos que se leen a veces con indiferencia en los libros de la escuela. Un niño hispanoamericano puede saber datos acerca de la Guerra Civil Española sin darse cuenta que él nació en América a causa de ella. Que si no hubiera existido esa guerra, él hubiera nacido en España y eso ya es algo muy importante.

Las genealogías trazan enlaces con otros paises y revelan la hermanadad entre los pueblos. Seguir las trazas de un apellido que recorre los países hispanos y otros hace que la persona se sienta miembro de una comunidad más ámplia, que la historia y el discurrir de otros pueblos no le es indiferente. Cuando los países latinoamericanos se llaman "países hermanos" siempre se piensa al choque cultural entre Europa y el Nuevo Mundo y ese dato es verdadero. Pero cuando el ciudadano de un país como Colombia se da cuenta que el apellido que lleva está también presente en Argentina, Bolivia, Venezuela, Nicaragua y que procede de España, entonces el término "país hermano" se le hace claro y objetivo.

Las genealogías debería ser una materia de la escuela y una tarea especial para los niños. En ellas los niños adquieren el valor de la historia y se sienten partícipes de ella. Se hacen responsables de su pueblo, incertan su nombre en la sociedad, construyen el edificio de la generación humana. Imaginemos por un momento si todos los niños hispanoamericanos conocieran bien sus generaciones y que sus generaciones se tocaran con las de otros niños. Entonces aprenderían a apreciar al otro, porque en cualquier manera se darían cuenta que todos somos hermanos y veríamos a los otros con identidad. Un profesor no diría "aquel niño", sino "Rodrigo, el hijo de Fernando, de los Acosta". De ahí nace el respeto por el otro, de ahí nace la paz, la comprensión y nace el encuentro personal con la historia.

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