El tren de la negra
From Los Gavilanes
Cuando el tren llegó a la estación y la máquina no se detenía yo trate de engancharme a un vagón, resbale y fui a caerme a la vía.
Con el traje hecho cisco y el sombrero jodido, todos los huesos del cuerpo molidos, yo era el único que no se reía.
¡Ay! Que mala es la suerte cuando no se tiene que difícil es vivir, poder aguantar a esta panda de cabrones con cara de liebre, por no andar fino y al loro para no resbalar.
Mirandose entre ellos la gente calló, veía sus caras flipar mogollón, me fui levantando poliki-poliki haciendo inventario de mi situación.
¡Ay! No es santo el que no cae sino el que se levanta, si señoras y señores, pero que tropezones tiene a veces uno en la vida pues.
Es que además se me retuercen las tripas y me están matando ya solo puedo "errepretar el bufete" y salir zingando si se escapa el tren, yo me voy andando. Si se escapa el tren, me voy paseando.